BATALLA DE TRAFALGAR
![]() Julio Terrón |
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La flota Combinada frente a la Alameda de Cádiz | Salida de la Flota frente a las murallas de Cádiz | |
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Nelson espera a la flota combinada a la altura del cabo de Trafalgar | S. Trinidad navegando a todo trapo |
Es para pensar. La flota inglesa inició su marcha de persecución hacia el estrecho con el objetivo de no dejar pasar a la combinada del cabo de Trafalgar, donde vientos favorables pudieran hacer que escapara hacia el Mediterráneo.
Esa noche las flotas se veían mutuamente a distancia a través de los cañonazos empleados en sus señales. Villeneuve ordenó a la flota en línea de batalla. Sobre las seis de la mañana ven a la flota inglesa prepararse en dos líneas que avanzan viento en popa hacia ellos. Como Villeneuve tenía orden de preservar la flota y como su intención era la de no combatir, pensó que lo mejor era poner rumbo a Cádiz para en caso de derrota poder refugiarse allí. Si seguía avanzando podría ser arrinconado en el estrecho y sería la destrucción total. Análisis modernos de algunos expertos mantienen que la idea era buena, pero al ordenar virar por redondo, la extensa e inexperta flota se desordenó, muchos buques quedaron doblados y sotaventados y la línea se extendió peligrosamente. Nelson al ver la maniobra se frotó las manos porque era lo que intuía que iba a hace el francés y era lo que más le convenía. Dijo al ver la larga línea enemiga: “Ahora la cabeza no podrá acudir en socorro de la cola”. Puso su famosos mensaje: “Inglaterra espera que cada hombre cumpla con su deber” para animar a su flota y se lanzó al ataque Churruca, hombre religioso, a las 11 de la mañana mandó a la tripulación concentrarse en cubierta y arrodillarse, y dirigiéndose al capellán le dijo: “Cumpla usted padre con su ministerio y absuelva a estos valientes que ignoran lo que les espera en el combate…”. Durante media hora los ingleses tuvieron que soportar los ineficaces disparos de su enemigo, llegaron frescos sin disparar y con pocos daños. El primero en llegar a la línea fue la columna mandada por Collingwood, que atacó la popa de la Santa Ana de Álava. Nelson en la otra, con su Victory al frente, simuló al principio atacar la vanguardia para alejarla aún más del escenario.
Finalmente giró buscando al Bucentaure de Villeneuve, el Santisima Trinidad navegaba delante y el francés se acercó a su popa para no dejarle pasar, de manera que, al atravesar la línea, le atacó por popa disparándole por su parte más débil y barriendo sus cubiertas. El Victoria después de esta andanada vino a terminar al costado de babor del Redoutable, mandado por el bravo Lucas, que vino en ayuda de su almirante. De acuerdo a la táctica inglesa, el Temeraire abarloó por estribor a su vez al buque francés. En esta escena se dio un ejemplo de la táctica inglesa que se repitió en muchos lugares de la batalla.
Dos contra uno fueron destrozando al buque francés, que consciente de su debilidad había dispuesto en las cofas de sus mástiles expertos francotiradores para barrer de oficiales la cubierta y facilitar el abordaje de su gente. En la cubierta del Victory un Nelson confiado y orgulloso de sus victorias lucía en su pecho las medallas obtenidas. Un fácil blanco desde la altura del barco francés, una certera bala le entró por el hombro izquierdo, le atravesó el pulmón y se alojó en su columna. Estaba herido de muerte y se le llevó a cubierto al sollado.
Álava, después de soportar un terrible ataque en la Santa Ana, terminó destrozando al Royal Sovereing de Collinwood y éste tuvo que cambiarse a la Fragata Euryalus. Era un combate desigual, la estrategia inglesa de tres contra uno terminó rindiendo a los buques del centro y retaguardia. Los primeros que lo hicieron fueron los buques franceses de dos puentes a las dos horas de combate y con gran mortandad. Villeneuve en el Bucentaure pelea, anima con su constancia y anhela guiar a los suyos con el ejemplo de su valor, llama en su socorro a la vanguardia del Formidable de Dumanoir que no llega. A las tres de la tarde Dumanoir y otros cuatro navíos se apartaron de la lucha. Fue la indignación de los que lo vieron. Él probablemente pensó que debía salvar una pequeña escuadra para Francia, ya que acudir al combate era ir a una desesperada muerte. La historia todavía juzga su comportamiento.
El Bucentaure se quedó junto al Santísima Trinidad rodeado de barcos enemigos. Más de la mitad de su tripulación y oficiales fueron heridos o muertos, Villeneuve recorría la cubierta diciendo » Entre la carnicería que me rodea, ¿no hay una bala destinada a mí?”. El navío de Villeneuve quedó inmóvil y desarbolado, éste intentó trasladarse a un otro buque pero todas las lanchas habían sido destrozadas. Entonces y solo entonces, pasó por el dolor de arriar la bandera. El escorial de los mares, la S. Trinidad, lo hizo, al ser atacado por cuatro enemigos, después de cuatro horas con más de 300 muertos.
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El Victory de Nelson pasa por la popa del Redoutable francés | Muerte de Nelson por un disparo desde la cofa del Redoutable francés |
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El San Juan Nepomuceno rodeado por varios buques ingleses. Muerte de Churruca | El Santisima Trinidad antes de su hundimiento. Naufragio del Bucentaure frente a Cádiz |
Churruca en el fondo de la retaguardia con su Juan Nepomuceno resistía animando a la tripulación. En una de sus carreras de proa a popa una bala le arrancó la pierna de cuajo, de forma que no se le pudo hacer un torniquete. “No es nada, siga el combate” pero terminó muriendo en cubierta. Cuando se rindió la tripulación, todos los ingleses reclamaron el buque y el sable que Napoleón le había regalado. Dice la historia que, como lo conocían, al ver su cuerpo destrozado, dijeron: “Varones como éste no de osme Damián Churruca. Por allí desfilaron rindiéndole honores.
Gravina, en el Príncipe de Asturias, al principio de la batalla pidió actuar con libertad para rodear a la flota inglesa, pero le fue denegado el permiso.
Sobre las cinco de la tarde, herido de metralla y con astillas en un brazo, comprendió que era inútil seguir y ordenó a los buques que pudieran, seguirle de vuelta a Cádiz.Sobre las cinco menosson murió después de conocer la victoria, aconsejando anclar la flota para preservarla del temporal que se anunciaba. No le hicieron caso, por la ambición que tenían de capturar buques enemigos, y eso hizo que los ingleses perdieran buques propios y algunas de sus presas. El temporal (hoy se piensa que fue una gota fría de 8 días) se enseñoreó de la zona haciendo encallar y hundir a numerosos buques de los tres bandos. No obstante, recuperadas las fuerzas, se volvió a salir de puerto a pesar del temporal y se consiguió recuperar algunos navíos. El Santísma Trinidad capturado terminó hundiéndose con 80 heridos en sus cubiertas. Las costas gaditanas desde Trafalgar hasta Sanlucar ofrecían un espectáculo dantesco de cuerpos, heridos, jarcias…
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Collinwood y murallas de Cadiz frente al puerto | Panteón de marinos ilustres de San Fernando |
En Cádiz la situación fue dramática. Los buques que regresaron no pudieron tocar puerto por causa del temporal que los zarandeaba como cascarones de nuez, al carecer de arboladuras y elementos de anclaje. Así el Bucentaure se fue a pique frente al castillo de San Sebastián y el Indomptable horas después con unos 1500 hombres a bordo (parte eran supervivientes del Bucentaure). Los gaditanos salieron en sus barcos para ayudar a desembarcar a todos los que pudieron. En el muelle la gente buscaba noticias de sus familiares, la ciudad estaba de luto, las campanas no paraban de tañir a muerto, y se improvisaron multitud de cementerios. Una tristeza e impotencia infinita invadía el ambiente.
Y puesto que estamos en Cádiz recordemos las citas de diversos autores:
“El espectáculo que ofrecía Cádiz en los cinco o seis días que siguieron al combate, era en verdad desgarrador. No solo estaban la playas cubiertas de cadáveres,… sino que eran numerosísimos los fallecimientos de heridos de las tres naciones que allí se habían recogido” (El Capitán Sevilla).
“El sentimiento de la caridad más viva se despertó en los gaditanos con la contemplación de un espectáculo tan horrible. Desde el muelle, por las calles Nueva, Juan de Andas, Cobos, San Carlos, Sacramento hasta el Hospital Real, las gentes detenían a los que conducían a los heridos para ofrecer a éstos caldos, vino, cigarros y toda clase de obsequios. No distinguían los gaditanos si eran españoles o franceses, o si eran enemigos que habían caído prisioneros…” (Adolfo de Castro).
Collingwood al enterarse del trato dado a sus compatriotas, envió una carta de agradecimiento al pueblo de Cádiz: “Nuestros marinos que han sido capturados con las presas han sido tratados con el mayor cuidado y honor. Las gentes de Cádiz los cuidaban y atendían”. Supo mostrarse agradecido en sus condiciones y en el canje de prisioneros.
Finaliza la conferencia con la música de la Oración de Noche de la Marina, guardando silencio en homenaje a los valientes héroes de Trafalgar.