10 de Junio de 1805 Angustiosa persecucion de un convoy francés
De nuestro corresponsal en la zona Fernando de Miguel
La amenaza de una invasión de las Islas Británicas parece no quitar el sueño a los ingleses. Más al contrario, la actividad naval francesa en el Canal de la Mancha se ve periódicamente hostilizada por la Armada Británica, virtualmente el único obstáculo entre su patria y la Grande Armée acampada en Boulogne.
Informes fidedignos nos confirman la anterior aseveración. El pasado día diez de Junio, ha tenido lugar una acción de guerra en el Canal. A las siete de la mañana salía del puerto de El Havre con destino a Fècamp una flotilla de treinta y una embarcaciones dispuesta de la siguiente forma:
-Dos corbetas-cañoneras: la Foudre, al mando del capitán de navío Jacques-Felix-Emmanuel Hemelin y la Audacieuse, a las órdenes del teniente Dominique Roquebert armados, cada uno, con diez piezas, de las que cuatro o seis eran largas de a 18 libras y el resto carronadas de 36 libras. Cada navío cuenta con una dotación de ochenta almas.
– Cañoneras: Cuatro armadas cada una con tres cañones largos de 24 libras, tres armadas cada una con un 24 libras, ocho montando cada una dos piezas de 4 o 6 libras.
-Catorce transportes.
Después de un par de horas de navegación, y a la altura de Saint- Jouin- Bruneval, el convoy se vio sorprendido por una fuerza hostil formada por la fragata de doce piezas de 36 libras Chifonne, al mando del capitán Charles Adams; el balandro Falcon, a las órdenes del capitán George Sanders; el bergantín Clinker, patroneado por teniente Nisbet Glen y el cúter armado Frances.
A eso de las nueve y media de la mañana, la Chifonne, navegando bastante adelantada con respecto a su acompañamiento, y en aguas bajas, solamente diez brazas según nuestros informantes, abrió fuego, concretamente contra la Foudre. No obstante, apenas quince minutos después, la fragata inglesa, ante la amenaza de los bajíos, hubo de detener su impetuoso ataque.
Lejos de abandonar la caza, alrededor de las diez y media, la fragata, junto con el Falcon y el Clinker, reinició el fuego. Un conato de incendio en una de las corbetas francesas pudo ser reprimido mientras las naves más adelantadas del convoy buscaban la protección de las baterías del cercano Cabo de Caiset mientras esperaban la llegada del resto.
Decididos a no renunciar al botín que representaba el convoy, los navíos ingleses volvieron al ataque a la una y media de la tarde. A pesar del fuego procedente de las baterías de costa, el Falcon se empeñó en un duelo con la Audacieuse y la Chifonne no parecía cejar en su empeño y continuaba disparando. Sin embargo, a eso de la tres de la tarde, la caza parecía haber dado a su fin con el grueso del convoy bajo la protección de las baterías de Fècamp. Tercamente, el capitán Adams no ordenó cesar el fuego hasta las cuatro y media.
La acción ha costado a los ingleses dos marineros y un marine muertos y ocho marineros heridos. Los franceses, por su parte, han declarado tres muertos y doce heridos. A pesar de que en esta ocasión los ingleses no han obtenido ningún éxito, la impunidad con que patrullan por las costas francesas hacen pensar que los planes de invasión del Emperador no serán practicables hasta que la marina británica esté lo bastante mermada o dispersa.
Editorial: El poderío naval inglés sigue actuando en todas las costas de sus enemigos. Tienen flotas para bloqueos de puertos como Brest, Ferrol, Cádiz, Cartagena, Toulon, tienen fragatas que vigilan por todas partes, (el Mediterráneo es suyo, el Estrecho de Gibraltar también) otras que atacan convoyes mercantes. La guerra continuada de desgaste, apresamiento y captura de caudales y enseres a la larga, irá inclinando la balanza a su favor, ya que para mantener la flota de buques de línea necesitan financiación (han llegado a gastar 1/3 del presupuesto anual) y para ello es fundamental la libertad de comercio con las colonias y el constante goteo de las capturas. Han decidido que su punto fuerte está en el mar, en la muralla de madera que son sus barcos, que les va salvando de la invasión, al igual que la flota ateniense de Temístocles, ayudando a frustar la invasión persa en la batalla de aniquilación de Salamina. ¿Donde encontrarán los ingleses la Salamina que van buscando? Y es que la historia se repite. Si aprenden ellos, nosotros también podemos hacerlo. Cada país tiene que desarrollar un punto fuerte, ¿cual es el nuestro? |