16 de septiembre de 1805: Los problemas del almirante Villeneuve
De nuestro corresponsal a bordo del Bucentaure en la bahía de Cádiz Julio Terrón:
Quizás porque desde el 8 de Abril le hemos acompañado en su campaña a las Antillas el Almirante se muestra cercano y comprensivo con nuestra labor informativa. Sabe que está siendo observado por muchos y quiere aclarar lo que pueda para no ser malinterpretado. Lo he visto en la toldilla de mando algo más pensativo y preocupado que de costumbre y le hemos pedido entrevistarle. Nada más llegar a su presencia se queja de las misivas que recibió del ministro Decrés y de Napoleón, expresando que le han hecho mella.
C: ¿ Tiene usted noticias de Napoleón desde Boulogne?
Villeneuve: Sí recibí ayer despachos de Decrés por orden de Napoleón enviados el 1 de este mes y esta misma mañana he escrito dos cartas de respuesta a Decrés. En la primera he justificado todo lo acontecido hasta la fecha y en la segunda le explico que mi inacción no se ha debido a la pereza ni a la indecisión, sino a la espera de una situación favorable para cumplir con las órdenes que he recibido.
C: ¿ Me podría decir algo más sobre su contenido que no comprometa acciones militares?
Villeneuve: En silencio, con manos cansadas y un poco temblorosas conteniendo la rabia y la preocupación, me acerca el folio final de su misiva. Reproduzco con su permiso en este artículo el contenido: Ayer recibí los despachos que V.E. me ha dirigido…. Nada podría nunca consolarme de la desgracia de haber concurrido en las censuras que S.M. os ha encargado de comunicarme si no abrigase la íntima convicción de no haberlas merecido en el grado que vuestra excelencia ha creído su deber transmitírmelas….. Hay más explicaciones que no creo mi deber reflejar aquí y sigue la carta: “Omito monseñor manifestar cuán grande es mi pena por no haber podido satisfacer la opinión que el Emperador había concebido de los servicios que debían prestar las fuerzas a mi mando. Espero que hagáis presente lo que expongo a fin de que desaparezcan sus impresiones desfavorables y logre su benevolencia.
C: Como ve el estado de la flota Combinada y sus posibilidades
Villeneuve: Se me hace arbitrio de grandes intereses y mi desesperación se aumenta cuantas mayores pruebas se me dan de confianza, porque no puedo esperar buen resultado, sea cualquiera el partido que adopte. Estoy convencido de que las marinas de Francia y España no pueden presentarse en grandes escuadras. Divisiones de tres, cuatro o cinco navíos a lo más, es lo que podemos formar para que sean susceptibles de dirección… Tenemos táctica muy antigua; no sabemos ponernos en línea, que es justamente lo que conviene al enemigo, y no hay tiempo ni medios parea arreglar otra con los comandantes a quienes se han confiado los navíos de ambas marinas…. Todo esto lo tenía yo previsto antes de salir de Tolón; pero me hice ilusiones hasta el momento en que vi los navíos españoles que se me unieron… Entonces desesperé de todo.
C: Gracias Almirante por su confianza y sinceridad. Le deseo la mayor de las suertes.
Como vemos la inquietud se ha apoderado del Almirante francés. En tales condiciones mucho nos tememos que se pueda esperar acciones lógicas de combate. Es difícil hacernos a la idea lo que supone con los códigos de honor de los marinos y de esta época que nos ha tocado vivir lo que significa caer en desgracia del emperador, creo que prefieren incluso morir antes de que les suceda eso. Nos hemos sentido cerca del Almirante, de sus inquietudes, casi le comprendemos, no quisiéramos estar en su piel.