ACONTECIMIENTOS PREVIOS A TRAFALGAR
En esta visión global de todo un siglo conviene detenerse en los años que van desde la Revolución Francesa de 1789 hasta la batalla.
Podemos aseverar de forma general que: “Entonces, como ahora en política, las cosas no eran nada fáciles” pues había muchos dilemas, y que “en historia, como en física, a cada acción sigue una reacción”. Efectivamente, ironías de la historia, pues Francia a pesar de ganar la guerra a Inglaterra y provocarle que perdiera su imperio americano (al igual que hizo su eterno enemigo con ella años antes) no pudo disfrutar demasiado de su victoria ya que, agotada sus arcas por el esfuerzo bélico, ante los nuevos impuestos, un año de malas cosechas y la subida del precio del pan, la sociedad civil se rebeló y estalló la revolución, cayendo la monarquía.
Para evitar el contagio de las nuevas ideas las demás monarquías europeas declararon la guerra a Francia. Por primera vez España actuó con su flota como aliada de la de Inglaterra y defiende Toulon donde se han refugiado prorealistas franceses. Gravina destaca en la acción y en la posterior evacuación ante la brillante defensa de un tal Bonaparte, que inicia aquí su fulgurante carrera al poder francés. Por tierra, al principio nuestros ejércitos en solitario, atraviesan victoriosos los Pirineos, para pronto perder tierra hasta casi el Ebro ante el vigoroso empuje del nuevo ejército de la Revolución.
Alarmado Godoy se apresta a firmar unilateralmente la paz con Francia, en Basilea en 1795, para posteriormente firmar el primer pacto de San Ildefonso, que nos llevó automáticamente a la guerra con Inglaterra.
Y empieza el negativo currículo en esta nueva guerra que resumimos en la siguiente tabla:
a) Parte Española
1797 |
Batalla naval de San Vicente. 25 buques españoles (7 de tres puentes) se enfrentaron a 15 ingleses ( 3 de tres puentes) y perdemos la batalla y 4 buques (2 de tres puentes) |
1797 |
Envalentonados, los ingleses atacan Tenerife con la derrota final de Nelson, que demostró que en los ataques a puertos no era muy experto. |
1801 |
La flota a la vuelta de Algeciras, de una acción conjunta con Francia contra buques ingleses en la bahía de esta ciudad, en una acción intrépida por parte enemiga pierde dos importantes buques: El San Carlos y el San Hermenegildo de 3 puentes, con 2000 marineros y 61 oficiales. |
1801-1803 |
Continuos bloqueos del puerto de Cádiz con pérdidas de buques, oro, compañías navieras y seguros en quiebra. Y encima fueron años de peste amarilla. |
1804 |
Ataque inglés para robar los caudales reales, sin previa declaración de guerra a cuatro fragatas españolas cerca del golfo de Cádiz , con hundimiento de la fragata Mercedes y captura de las otras tres que se las llevan a Inglaterra |
b) Parte Francesa
Una batalla que ayuda a entender la de Trafalgar, es la batalla de Aboukir. En 1978 en su pugna con Inglaterra, Napoleón decidió pasar al ataque y convenció al Directorio del interés de hacer una ambiciosa campaña, que partiendo de Egipto afectara a las posesiones y comercio inglés de la zona y sobre todo de la India.
Él ya ha leído las hazañas de César y Alejandro Magno y soñaba y creía posible adueñarse de Egipto, Oriente Medio y volver triunfante por centroeuropa. Eludiendo la vigilancia de Nelson, partió con su ejército en una flota al mando de Brueys. Desembarcó las tropas en Aboukir y fondearon en esa bahía con los buques en línea paralela a la costa. Se llevaron a tierra los cañones del costado de babor por creerse innecesario a bordo, pero el almirante cometió el error de estar demasiado alejado de la playa.
Nelson que lo estaba buscando lo encontró hacia las 5 de la tarde, y contra todo pronóstico, al observar la situación, decidió atacar sobre la marcha, doblando la línea enemiga, para ir hundiendo sucesivamente a los buques al rodear dos o tres a uno francés. La victoria fue completa: 1700 muertos, 1500 heridos, 3000 prisioneros y 11 buques capturados. Brueys murió al estallar su buque L´Órient.
En la retaguardia, viendo el desastroso panorama, Villeneuve decidió escapar con 4 buques, sin intervenir en la batalla. Ya le vio las orejas al lobo de Nelson, el miedo y el respeto se le metió en el cuerpo. En tierra, Napoleón ganó la Batalla de las Pirámides y otras más, pero su ejército quedó bloqueado en la zona y él pudo volver a Francia despistando de nuevo a Nelson, pero no pudo ser dueño del Mediterráneo.
Después de este ciclo de guerras Inglaterra, agotada, firmó la paz de Amiens con Francia, y después de mucho tiempo reinó la paz en todo el ámbito europeo. Ambos países se comprometieron a cumplir una serie de exigencias mutuas: Francia a no ser tan imperialista en Italia e Inglaterra a reconocer a la República Francesa, devolverle sus colonias y marcharse de Malta y Egipto.
Aunque la paz era muy necesaria, Inglaterra solo vio en ella una tregua, ya que Arlington comentó: “Reservemos nuestras fuerzas para futuras ocasiones, cuando podamos emprender la ofensiva con éxito” y Napoleón siguió maquinando en Italia. Para la confiada España supuso un respiro para mantener su comercio y
reparar un poco su maltrecha economía.
De hecho, se rompieron entre ellos las hostilidades en mayo de 1803 y Napoleón recuperó la idea de invadir y destruir definitivamente a su enemigo. Preparó la campaña de invasión concentrando en las costas de Boulogne un ejército de 150.000 hombres mandado por sus mejores generales y 2000 barcos de transporte. Todo esto costaba mucho dinero y utilizó el vigente Tratado de San Ildefonso para exigir a España medios, tropas y barcos. España, impotente ante el temor de una invasión francesa, trató de oponerse a las exigencias pero terminó claudicando y dando un enorme subsidio económico mensual.
Analicemos las jerarquías de poder del bando aliado y sus influencias, pues ayuda a comprender gran número de de argumentaciones que aparecen en la historia de Trafalgar y sus previos.
En cabeza un Napoleón ya auto emperador, engreído, todopoderoso y dominador de Europa, invencible en tierra y jefe supremo de una Francia revolucionaria que habiendo pasado por toda una serie de gobiernos inestables como la Asamblea, la Convención, el Directorio, y el Consulado, se ha dejado llevar, anhelosa de orden y de buena economía, al absolutismo napoleónico. Mientras gane batallas y traiga botines de guerra la cosa irá bien con este advenedizo seudoaristócrata. Casi en su cabecera el inteligente, intrigante y egoísta Tayllerand que no dudará en traicionar para mantenerse arriba en el poder.
En la rama de la Marina el primer ministro Decrés, amigo de Villeneuve, que sin creer en el ambicioso plan de invasión de Inglaterra, se pliega a la voluntad de Napoleón y es el pararrayos de sus cóleras. Transmite a Villeneuve las órdenes con el retraso de las comunicaciones de entonces (unas dos semanas) y éste actúa sobre el pundonoroso Gravina que ha sido elegido por Napoleón en lugar del antifrancés Grandallana. Un almirante español que él admira, pero por orgullo francés no coloca como jefe supremo de la flota (nosotros tan atrasados, tan poco ilustrados ¡como iba a ser tamaña desfachatez¡). Cuando se quiebran sus planes, en lugar de elegir a Gravina ya tiene pensado al sustituto de Villeneuve: Rosily.
Cuando Napoleón, jefe de una Francia anticlerical y antimonárquica, mira al vecino del sur, Carlos IV (monarquía borbónica, mientras que exista un Borbón él es menos homologable ante Europa en la nueva estirpe de poder familiar que ha creado), lo desprecia y se entiende directamente con Godoy. A un Godoy que conoce muy bien y sabe de que pie cojea (que a pesar de ser rehabilitado por las buenas investigaciones del profesor de la Parra no deja de ser un ambicioso) y, que al ver en peligro su poder, se deja manejar a pesar de sus iniciales resistencias.
Ya decía Napoleón: “Para gobernar hay que saber aprovecharse de los vicios de los hombres, no de sus virtudes”.Claro, también es verdad que Napoleón manejaba a su antojo a rusos, austriacos, prusianos, italianos…., pero hay estilos y estilos.
Y ¿qué origina una jerarquía rígida con los mandos intermedios puenteados?…Pues, en cualquier organización produce inercia, falta de flexibilidad, dependencia, miedos, recelos, ambiciones, falta de coordinación horizontal, desconcierto… Todo lo contrario de la jerarquía inglesa, ya no tan vertical, con una monarquía parlamentaria, un primer ministro William Pitt, claro de ideas y enérgico enemigo de Napoleón, que manda sobre un Almirantazgo cercano de sus Almirantes y de su flota. Este mando intermedio sabrá y dará prontas respuestas a la guerra en el mar.
Esta conferencia esta publicada en el libro “ Bicentenario de Trafalgar en el Ateneo de Cádiz”,Julio Terron páginas 32-41 .